viernes, 25 de marzo de 2022

MÁS ALLÁ DEL ROMANTICISMO: CUANDO EL AMOR SE LIBERA DEL DRAMA

     El romanticismo de las películas se plantea como una visión de la vida que tarde o temprano genera drama: el mundo no acepta el amor puro de la pareja. Todo se enfoca como una lucha desigual entre el amor y los intereses e insensibilidad del entorno; el modelo clásico, tantas veces imitado, es el de Romeo y Julieta, el amor que acaba en fatalidad, pero que sin embargo queda inmortalizado en infinidad de obras, como demostrando que el amor triunfa más allá de la tragedia del momento. La idea que nos queda es la de que el amor merece la pena, pero hay que pagar un precio por él. En este artículo vamos a hacer una lectura creativa del romanticismo con la intención de sacarlo del drama, empleando para ello la perspectiva de la formación de “Educar Empoderando”, que trasciende la perspectiva dual en la que hemos sido educados y que es la responsable de que generemos dramas sin desearlo conscientemente. Para ello nos basaremos en una película  muy conocida: “West Side Story”, cualquiera de sus dos versiones nos sirven, tanto la de 1961 como la de 2021, pues ambas en esencia siguen el mismo guión.


Vamos a la escena de la escalera de incendios, María y Tony se acababan de conocer en una fiesta, cada uno pertenece a un clan distinto de bandas juveniles rivales, pero esto no parece importarles lo más mínimo cuando se miran a los ojos. La canción que suena expresa sus sentimientos, cuando en su canto pronuncian sus nombres los saborean como si fuese algo sagrado, sus cuerpos se siente ingrávidos, sus miradas no son de deseo carnal pues van mucho más allá, enfocan a sus almas, a sus mundos interiores, al misterio mismo de la vida y a la sorprendente sincronía que los ha unido. Lo que sienten trasciende todos los dramas del mundo y al mismo sexo; algo que existe en todo ser humano se ha puesto en marcha, lo reconocen sin haberlo vivido antes, sus ojos brillan con la luz de su propio ser: es una amor sin barreras, es comprender el misterio de la vida sin poder entenderlo, pues sus corazones comprenden lo incomprensible para sus mentes. Cómo no emocionarse al contemplar esta escena que representa anhelos interiores de todos nosotros, la vida parece rebosar de los límites de nuestra cotidianidad y mostrar toda su magia.


Sin embargo esa magia va siendo poco a poco devorada por la que llamamos vida real, pero que no es más que la realidad que hemos aceptado sin darnos cuenta; los dramas que generan las dos bandas rivales provocan el trágico final, en el que Tony muere, pero la luz de la historia de los dos enamorados vive para siempre, como un recordatorio de que podríamos construir realidades permanentes a la altura de lo que ambos sintieron en aquella escalera de incendios.


¿Qué le falta al romanticismo para no ser devorado por nuestros dramas cotidianos...? Nuestra visión del mundo ha ignorado una bella realidad interior que habita en todos nosotros, hemos sido educados para no verla, pero a veces cuando nos enamoramos aparece como una estrella fugaz en nuestras vidas, cuando desaparece bajo el horizonte buscamos en libros y en películas volver a sentir lo mismo, lo llamamos romanticismo. Pero en realidad la maravilla que anhelamos volver a sentir habita dentro de todos nosotros, es nuestra belleza interior; cuando nos enamoramos logramos sentirla y cuando le perdemos la pista volvemos a buscarla en otra persona, pero irremediablemente volvemos a perderla, sin darnos cuenta de que siempre ha estado dentro de nosotros, forma parte de todo ser humano. Cuando María y Tony se miran lo que les mantiene en ese maravilloso estado es poder ver y sentir sus bellezas interiores.


Lo que nos hace sentir más allá de los dramas cotidianos, lo que nos convierte en “sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón”, no es nuestro enamoramiento de otra persona, sino nuestra conexión con la belleza interior de otro o de nosotros mismos. Digamos que nuestra cultura nos dejó la rendija del enamoramiento para que por ella pudiésemos descubrir la belleza de nuestros paraísos interiores. Ahora tenemos que ampliar esa rendija para que la luz que la atraviese pueda llegar a nuestra vida cotidiana: María y Tony no estaban equivocados al quererse, es el mundo el que no estaba construido a la altura de sus sentimientos. Rebelémonos ante un mundo que ha renunciado a nuestra belleza interior y comencemos a crear realidades que la expresen, realidades que dejen atrás los dramas y enfrentamientos inútiles, realidades que nos permitan mirarnos a los ojos y sentir nuestras bellezas interiores, trascendamos el romanticismo y liberemos de una vez por todas al amor de los dramas.



viernes, 4 de marzo de 2022

LA GRAN OPORTUNIDAD PARA SEMBRAR LA PAZ ESTÁ EN NUESTRAS AULAS

                           - Carta abierta a los maestros de corazón -

       Querido maestro de corazón, ante todo decirte que entiendo por tal a todo educador que no se conforma con meramente instruir en lo importante y que, impulsado por su corazón, anhela despertar en sus alumnos su propio luz, su propia sabiduría. Esta forma de educar que suma al “educare” (meter dentro, instruir) el “exducere” (extraer de dentro) no va contra ningún sistema educativo, pues no tiene sentido destruir lo que se quiere mejorar, es pues, en sí misma, un camino de paz que no cree en la guerra contra lo que no nos termina de gustar. Si te sientes identificado por lo dicho hasta aquí o simplemente sientes curiosidad te invito a seguir leyendo.

En el momento que escribo estas palabras asistimos con horror a la invasión de Ucrania por el ejército ruso, un acontecimieto que no puede dejar de lado en su clase un maestro de corazón, pues no tiene sentido instruir sobre la historia ignorándola cuando tiene lugar y sobre todo cuando pone en peligro un valor tan importante como la paz. Si no educamos para sembrar y despertar valores humanos, ¿para qué educamos... para que nuestros alumnos cometan los mismos errores que narran sus libros de texto...? La guerra es el horror que encierra todos los horrores, pero también es una gran oportunidad para entender qué es lo que falla en nuestra forma de pensar y sentir que permite que lleguemos a ella, por cierto, nuestra forma de pensar es modelada en nuestra educación y, por lo tanto, si existen errores en ella es precisamente en la educación donde han de subsanarse. El maestro de corazón, o sea tú, tiene una gran oportunidad de ayudar a crear futuros de paz si se anima a entrar en su propia mente, en su psique heredada de ser humano, y buscar las causas de la guerra en nuestra forma de pensar y de relacionarnos. Oponernos a la guerra no basta, hay que encontrar sus causas en nuestro interior y explicarlas a nuestros alumnos, un maestro de corazón no proporciona solo conocimiento enlatado, es además científico de la vida y enseña a sus alumnos a serlo también.

Así pues, educar para la paz no consiste en meramente hablar de su importancia y leer textos de grandes pacifistas, requiere también investigar en el ser humano vivo, porque la paz en sí misma ha de mantenerse viva en nosotros sean cuales sean las circunstancias. El maestro para llevar a cabo esta labor tiene actualmente recursos que sus predecesores ni siquiera soñaron, como son el nuevo concepto de  inteligencia emocional y los libros de crecimiento personal. Menos información, a mi modo de ver, posee sobre algo vital para desarrollar la paz: la democratización de nuestras relaciones. Hechos tan lamentables como el maltrato machista y el acoso escolar tienen sus raíces en una idea totalitaria de nuestras relaciones, que tal vez no hemos podido notar por estar este totalitarismo tan sumamente extendido que nos impide tener un contraste con el que poder reconocerlo. La vida es ante todo relaciones, por eso democratizarlas es un paso obligado para mejorar el mundo y pacificarlo, para no extenderme con este tema en esta carta te invito a escuchar el vídeo que he puesto más abajo.

Tal vez te preguntes qué tiene que ver lo dicho hasta ahora con ayudar a erradicar las guerras del futuro de nuestros alumnos, la respuesta está en que una guerra entre países no es más que la sublimación de las pequeñas guerras que a veces llevamos a cabo en nuestra vida cotidiana. Es cierto que suele haber líderes pseudopsicópatas en el inicio de todas las guerras y que tal vez sean inmunes a una buena educación, pero estos líderes no llegarían al poder con un pueblo educado en la paz y en el saber reconocer cuando intentan manipularlo, ambos valores democráticos esenciales. La educación ha de crear una masa crítica en la ciudadanía que garantice la paz en el futuro y tú, querido maestro de corazón, eres una pieza clave para lograrlo, porque la educación obligatoria hace que todos los niños y adolescentes pasen por clases como la tuya, no hay una oportunidad tan grande para sembrar la paz como las aulas. 

#EducarEmpoderando



«Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben edificarse las defensas de la paz».

                           Preámbulo de la Constitución de la UNESCO