martes, 5 de diciembre de 2023

HACIA LA INOCENCIA DE NUESTROS DESEOS

    Para elevarnos no es necesario que disminuyamos la densidad de nuestro cuerpo, basta que nos unamos a algo más ligero que el aire, por ejemplo un globo, el Principio de Arquímedes hará por nosotros el resto. De la misma manera, no es necesario luchar contra nuestros pensamientos más densos, basta ir creando un globo de miradas ligeras, sin juicios, sin ataduras a creencias limitantes. A medida que nuestros pensamientos ligeros ocupen cada vez más espacio empezaremos a “subir”, a despegar de los típicos conflictos de la dualidad. ¡Y claro!, cuando empecemos a contemplar el nuevo paisaje, con sus perspectivas más amplias, y a respirar un aire más puro, nuestros deseos de aterrizar irán desapareciendo sin necesidad de luchar contra ellos. El sabio sabe que cuando lucha contra él mismo pierde siempre, y que negar nuestros deseos no es más que combatirnos.

    La Dualidad nos hace creer que censurando nuestros deseos dejamos de ser sus esclavos; pero en realidad al reprimirlos los estamos haciendo más fuertes, ya que les damos una inyección de nuestra propia energía. Lo más sabio no es entrar en batallas, sino aprender a observar nuestros deseos más allá de los juicios de las creencias que normalmente habitamos.


    Cualquier deseo, por vergonzante que nos parezca, pierde gravedad cuando lo llevamos a la mirada de nuestro corazón. Sólo la sabiduría de la inocencia nos puede revelar el sentido último de un deseo. Si nos presentaran a un criminal de guerra no después de sus crímenes, sino cuando era un bebé, ¿qué sentido tendría condenarle por unos delitos aún no cometidos …? Lo mismo pasa con los deseos, todos nacen puros, pero nuestras creencias limitantes, nuestros juicios, nuestros miedos… van dándoles densidad hasta que su pureza se nos hace irreconocible.

    Hay un camino de sabiduría para dejar de luchar contra nuestros deseos indeseables. Consiste en viajar hacia atrás en el tiempo, en ir desnudando estos deseos de juicios y miedos, hasta que podamos volver a verlos como nacieron: con la pureza de nuestro corazón.

    Es posible, querido lector, que todo esto te parezca una fantasía, como le ocurriría a un hombre “primitivo” al que le dijesen que podría elevarse por los aires en algo llamado globo; no habría manera de convencerle … a menos, claro está, que él mismo pudiese subirse en un globo. ¿Qué te parece tomar uno de esos deseos indeseables y tratar de llevarlo a la mirada de tu corazón? Sí, ya sé que parece imposible ver a ese deseo como a un bebé, pero permíteme que te proporcione un truco que lo hace más fácil: trata de llevar esto a cabo en la ducha, siente la calidez y fluidez del agua, siéntete tú mismo bebé, y … ¡aleó! empieza a desnudar tu deseo, a dejar atrás tu desconfianza hacia él, a sentir su pureza … Ya me contarás … “


De la formación en crecimiento personal y social "Educar Empoderando" (módulo: "La sabiduría de las edades: el arte de vivirse completo") 

viernes, 20 de octubre de 2023

ACABEMOS CON LOS TRES TIRANOS QUE COSIFICAN A SERES HUMANOS


    Vivir lo que se ha conseguido en la comunidad de Givat Haviva, un remanso de paz en medio del conflicto de Gaza, representa realizar un viaje al futuro, al único futuro viable: el de la paz y el de la buena convivencia entre los judíos y los palestinos. Para llegar a él es necesario dejar atrás el odio, y empezar a ver al otro primero como persona en lugar de como mero individuo perteneciente a otra cultura con la que se está en conflicto. 


    Los fanáticos, de un lado y de otro, cosifican al que consideran su enemigo, impidiendo así cualquier diálogo y como consecuencia cualquier avance en la buena convivencia: ¿quién quiere hablar con una cosa que le estorba?, la aparta y punto. Para cosificar se necesita una justificación, que se suele hacer en base a la fanatización de una ideología o religión, lo cual permite crear un clan que actúa basado en “la única fe verdadera” o en  “la auténtica verdad de las cosas”, sin dogma incuestionable no se puede dejar de ver al otro como persona y como consecuencia sin derecho a la compasión, sin el efecto clan no se puede encontrar la fuerza necesaria para luchar hasta la muerte. Aún queda un tercer ingrediente a añadir al efecto clan, con su consiguiente borreguismo, y al dogma, con su consiguiente inflexibilidad: el odio, que permite con su ofuscación erradicar cualquier sentimiento humano hacia el enemigo y todo tipo de pensamientos razonables que puedan ir contra el dogma o el clan. Teniendo presente a estos tres tiranos que someten a la mente y al corazón humanos podemos ahora entender las masacres terroristas y los bombardeos despiadados a inocentes. 

    Los integrantes de Givat Haviva parecen haber luchado con éxito para librarse de los tres tiranos, que juntos tienen el poder de cosificar a los seres humanos, por eso, son el ejemplo perfecto a seguir para construir un futuro de paz, los medios de comunicación deberían de darles mayor relevancia, a ellos y a todas las personas que actúan en la misma dirección. No sería justo terminar este escrito sin mencionar también a todos los judíos que en EEUU se han manifestado en contra del cerco y el bombardeo de Gaza, que parecen estar también libres de los tres tiranos, aunque previsiblemente hayan tenido la tentación del odio tras los crímenes cometidos por Hamás; ellos también son esperanza de un futuro en el que todos los seres humanos sean tratados como personas de pleno derecho y no como cosas a apartar de nuestro camino: acabemos de una vez por todas con los tres tiranos, al final, siempre se trata de democracia, en este caso de una democracia de corazón, de una democracia que ha de ir abriendo camino a la definición efectiva de ciudadano del mundo, que permitirá por fin que nadie pueda ser considerado un apátrida o incluso una cosa en su propio planeta.  


     

viernes, 31 de marzo de 2023

2069: EL GRAN DESCUBRIMIENTO

    Dedico este relato a mi querido maestro en el arte de la divulgación y en el amor al futuro de la humanidad: Isaac Asimov. Sus palabras, aún vivas, destilan admiración por la curiosidad humana, de hecho, nunca renunció al espíritu científico salvaje, en el sentido bello de la palabra, presente en todos los niños. Gracias, Isaac, por ayudarme a mantener encendido ese espíritu que nos recuerda que todos nacemos científicos


Jacobo y su compañera de vida, María, están sentados frente a su gran amigo y compañero de trabajo en el mayor descubrimiento de toda la historia, el paisaje exterior discurre ante sus ojos difuminado por los 400 Km/h a los que les propulsa el tren. El trío se encamina hacia Estocolmo, donde recibirá cada uno un Premio Nobel, por vez primera se otorgarán tres premios distintos a un solo trabajo: el gran descubrimiento. 

La mente de Jacobo se proyecta en el difuminado paisaje que hace de pantalla de sus recuerdos. Todo empezó por lo que aquel singular personaje, conocido como el viejo indomable, despertó en su interior en aquellos inolvidables encuentros en el parque, él tenía entonces 17 años... Jacobo no puede evitar esbozar una sonrisa al darse cuenta que él ahora tiene la edad del viejo entonces. Aquellas suculentas conversaciones y las locuras del viejo le ampliaron la vida más allá de lo inimaginable, dejó de verse a sí mismo como un planeta sin luz que orbita lo que su sociedad le ha dicho que es importante, y pasó a sentirse como un astro con luz propia, una luz con la que poder iluminar su camino, una luz que le mostró ser poseedor de una sabiduría propia, más allá de su experiencia de vida y de lo que hubiese leído; en definitiva, su amado maestro le enseñó a sentirse el creador de su propia vida, no puede haber mayor regalo a excepción de haberle presentado a María, que en ese momento era otra de sus alumnas especiales.

Jacobo siguió los pasos académicos del viejo y estudió física, eso sí, en vez de elegir el camino de la enseñanza eligió el de la investigación y se trasformó en un físico teórico de cierto renombre, pero que en un determinado momento apostó por salirse de la vía académica y formular una teoría que trascendía los límites de la física. Todo empezó cuando se produjeron dos avances de la ciencia y de la tecnología para los cuales la humanidad no parecía estar preparada: la impresión 3D de cualquier órgano del cuerpo y con la genética de cualquier persona y la interrupción del programa biológico de envejecimiento. Ambos hallazgos tenían una consecuencia muy nociva: la inmortalidad, que no es compatible con la capacidad biológica de la Tierra, lo cual condujo al problema ético más grande de toda la historia: ¿quién tenía derecho a elegir quién vivía y cuánto vivía? La inmortalidad que había sido durante siglos una utopía, mostraba ahora su cara más terrible: una sociedad distópica, en la que las personas podrían curiosamente matarse por conseguir la inmortalidad. Este hecho empujó a Jacobo a mirar al ser humano más allá de las limitaciones físicas y biológicas del planeta, y a preguntarse si podía formular alguna teoría que ayudase a no ver la inmortalidad como una fuente de conflictos, estaba claro que a la inmortalidad había que añadir otro conocimiento si no queríamos renunciar a ella

Para formular su teoría, Jacobo, necesitaba llevar su imaginación más allá de la física que conocía, necesitaba el poder imaginativo de un gran escritor de ciencia ficción y lo tenía bien cerca: María, curiosamente el destino les había unido como pareja muchos años antes. Jacobo devoraba las narraciones de María, en las que el conocimiento científico no estaba sometido ni al academicismo del momento ni a la necesidad imperiosa de ser demostrado en el laboratorio, así que su imaginación de físico, como gusano trasformado en mariposa, podía volar más allá del tiempo y de las teorías reconocidas. Cuando ambos se encontraron con el problema de la inmortalidad juntaron sus saberes, intuiciones e imaginación y empezaron a explorar futuros en los que la inmortalidad dejaba de tener efectos nocivos, en ello les iba el futuro de sus hijos y de la humanidad misma. Finalmente se dieron cuenta de dónde surgía el problema biológico: se estaba considerando que la vida solo podía tener lugar en el mundo físico, en el mundo de los átomos, ¿y si nuestra conciencia pudiese habitar dimensiones diferentes a las que ven nuestros sentidos, a las que estudia la biología ....? La propuesta no era tan loca para un físico teórico, pues hacía muchos años que la física sabía que la realidad observable no era autosustentable, y tenía que formular teorías en las que había más dimensiones aparte de las clásicas espacio-temporales, si bien es verdad que la física había dejado siempre la conciencia fuera de sus fórmulas y teorías: el observador modifica lo observado, pero la conciencia del observador es cosa de los neurocientíficos. María y Jacobo se miraron encendiendo sus miradas, sabiendo que ambos estaban pensando lo mismo: en su equipo faltaba un neurocientífico, uno capaz de llevar su imaginación más allá de los límites establecidos.  

Pasaron meses buscando al candidato, explorando el mundo científico a través de las redes sin un rumbo claro, hasta que tuvieron una idea luminosa: la física y la biología parecían coincidir en que para explicar lo visible es necesario postular la existencia de campos invisibles, al menos en la teoría de los “campos mórficos” del biólogo Ruper Sheldrake así era. Esta teoría daba un gran salto científico en la dirección que buscaban Jacobo y María: la idea de que existen campos trasciende el materialismo, pues éstos existen sin necesidad de materia, sin ni siquiera la necesidad de un medio físico para propagarse. Estaba claro, debían de buscar  a un neurocientífico que aceptase la teoría del biólogo y que por lo tanto pudiese ver la conciencia como algo que va más allá de la materia y que, incluso, puede existir en dimensiones no materiales, no visibles a nuestros sentidos. Tras una búsqueda en redes dieron por fin con Neil Collins, el equipo de investigación estaba completo, ahora era necesario alumbrar entre los tres una teoría sobre la conciencia que implicara la existencia de dimensiones no materiales y que pudiese además comprobarse su validez en la práctica, el reto era sin duda el mayor que ningún científico hubiese acometido jamás, tal vez eso justificase que en el equipo hubiese una escritora, eso sí: de ciencia ficción.      

Jacobo tenía claro que la teoría buscada debería de estar en armonía con las que sustentaban la física, no podía contradecirlas, su objetivo era ampliarlas, llevarlas donde nunca antes nadie se había atrevido: el observador debería de formar parte activa de sus postulados, es más, debería de ser su centro. Quería que se comportase como La Relatividad con las Leyes de Newton de la Dinámica, éstas se podían deducir de la primera si la velocidad es mucho más pequeña que la de la luz, por eso, durante más de dos siglos la mecánica de Newton funcionó como un reloj. La teoría que buscaba debería de explicar todo lo que observamos en el mundo material y también revelarnos cosas de esas otras dimensiones en las que la conciencia también podía vivir, de hecho, la clave estaba en las relaciones entre las dimensiones, de alguna forma todas deberían de estar relacionadas y nutriéndose entre sí, ¿para qué la existencia de dimensiones estancas, aisladas?, al fin de cuentas su intuición siempre le había dicho que la clave del universo, o de los universos, es la relación, justo como ocurre con las personas. Su teoría, a pesar de su gran alcance, nada tenía que ver con la tan buscada Teoría del Todo, durante décadas los físicos fueron tras ella, como si de la piedra filosofal se tratase, sin darse cuenta de que se olvidaban de lo fundamental: el universo no se puede entender sin considerar lo más esencial en él: la conciencia.

Se preguntó que podría haber en la física conocida que pudiese relacionar con lo que años atrás el viejo indomable le había revelado: nuestra conciencia no es autosustentable, sabemos cosas que no hemos vivido y que nadie nos ha contado, luego debemos de tener otra parte de nuestra conciencia en otra dimensión, que nos dice cosas a través de nuestra intuición, de nuestros sueños e incluso de nuestras ideas más locas; la ciencia está llena de descubrimientos intuitivos, o que tuvieron su base en un sueño, como fue el caso del químico Kekulé cuando dio con la fórmula del benceno gracias a un sueño. Todo indicaba que nuestras dos conciencias deberían de estar “íntimamente relacionadas”, al sentir estas dos palabras juntas saltó un chispazo en la mente de Jacobo y vio claro el fenómeno físico del que debía de partir su labor: el entrelazamiento cuántico.

El entrelazamiento cuántico es uno de los fenómenos más sorprendente de la Física Moderna, nos viene a decir que dos partículas que han ocupado espacio-tiempos muy próximos, en física diríamos que han interactuado, quedan misteriosamente conectadas, de forma que, aunque las separemos grandes distancias,  cuando introducimos un cambio en una de ellas automáticamente es reflejado por la otra, curiosamente la respuesta es inmediata, es decir, no parece haber una señal que viaje de una a la otra para informar del cambio, si así fuese esta señal no podría superar la velocidad de la luz y por lo tanto la respuesta no podría ser inmediata. Jacobo lo vio claro: nuestra conciencia de aquí ha de estar entrelazada con nuestra conciencia de otra dimensión, así es como comparten información, por supuesto que este entrelazamiento ha de ser mucho más complejo que el que pueda haber entre dos simples partículas. Además, en algún momento nuestras dos conciencias se entrelazaron, tuvieron que tener un encuentro íntimo, ¿cómo y dónde lo harían...? Las preguntas surgían de la nueva perspectiva más amplia del entrelazamiento como si ésta fuese una semilla que había decidido brotar, liberando así un potencial oculto a la física hasta ahora y llevando sus consecuencias nada menos que a la conciencia del observador

Jacobo no se atrevió a exponer sus ideas en la facultad de Física en la que trabajaba, le hubiesen tomado por loco, así que tuvo que dedicar su tiempo libre a desarrollar su teoría; Neil, que vivía en EEUU, colaboraba con él a través de videoconferencias, frecuentemente la imaginación de la pareja se disparaba pensando en las consecuencias de su teoría. Un día se dieron cuenta de que una de estas consecuencias podría resolver el enigma más grande de la humanidad, tan grande que la ciencia materialista no se había atrevido a abordarlo: ¿dónde va nuestra conciencia cuando muere? Se trataba de dejar atrás los dogmatismos religiosos sobre el tema y también la idea materialista de que la conciencia está atada a la materia y que por lo tanto no puede sobrevivir a la muerte. Tal vez nuestra conciencia humana tras la muerte fuese a una dimensión en la que se podría encontrar con su parte entrelazada... Llegados a este punto la imaginación de ambos que había discurrido con el ímpetu de un bravo torrente parecía congelarse por el frío de la soledad, que conllevaba haberse alejado tanto del conocimiento establecido, su viaje al futuro había dejado atrás a toda la humanidad

Jacobo una noche contemplando el firmamento desde su balcón se hizo la misma pregunta que centenares de veces se había formulado: ¿por qué todos los planetas que conocemos están deshabitados salvo la Tierra? Pero esta vez disponía de la nueva perspectiva que estaba construyendo día a día y desde ella encontró una sorprendente respuesta que expresó en forma de pregunta: ¿y si realmente no están deshabitados, sino que simplemente no hemos mirado en la dimensión adecuada? Si la conciencia podía habitar dimensiones no materiales, no visibles a nuestros sentidos ni a nuestros detectores actuales, podría ocurrir que en un planeta hubiese varias de esas dimensiones, nunca encontraríamos en él vida, en el sentido de conciencia, si la buscamos solo en una dimensión material, puesto que en ese planeta la vida no estaría empleando átomos para expresarse. Tras esta excitante reflexión Jacobo volvió a contemplar el firmamento, esta vez no sintió los vacíos entre las estrellas como algo estéril, como un desierto espacial, sino como un hogar lleno de conciencias, invisibles a nuestros ojos, pero otorgando un sentido pleno al universo. Ante este sentir empezó a esbozar una luminosa sonrisa que se sumó a la tenue luz de las estrellas, era su forma  melodiosa de expresar el ¡eureka! que el descubrimiento merecía. El siguiente paso estaba claro: debía de compartir su hallazgo, se dirigió al dormitorio donde María leía tranquilamente un libro y la besó en su mano derecha, diciéndole a continuación: esta mano va a escribir la más sorprendente e inspiradora obra de ciencia ficción de toda la historia. María se quedó con la boca abierta y Jacobo aprovechó para darle en ella un sentido y profundo beso 

Al día siguiente Jacobo comunicó a Neil su idea sobre un universo lleno de vida, más allá de lo que consideraba hasta entonces como vida la biología. Su compañero de investigación se quedó unos segundos en silencio, meditando en rápidas imágenes las consecuencias en el campo de la neurología de tan sorprendente perspectiva: ¿podríamos hablar de una neurociencia sin cerebro material?, ¿explicaría esto las experiencias de casi muerte, que multitud de personas han narrado?, ¿podría este cerebro no material, no visible, substituir al cerebro físico en estas experiencias?, ¿existirían también sentidos no físicos que explicarían cómo enfermos en coma están viendo a las personas de su alrededor? Las preguntas que la desmaterialización de la ciencia y que la posible existencia de dimensiones habitables para la conciencia llegaron a generar en la pareja les llevó a una excitación tal que decidieron verse en persona, el mundo virtual no les permitía abrazarse y celebrar el universo de posibilidades que se abría ante ellos

Neil se juntó por fin físicamente con la pareja y pudieron así sentirse respirando el mismo aire;  literalmente la palabra conspirar significa respirar juntos, y eso es lo que precisamente estaban haciendo, solo que ese aire venía del futuro, les había visitado a ellos convirtiéndoles en unos privilegiados: conspiraban para traer al presente un maravilloso futuro, que supondría un auténtico salto cuántico en la evolución de la humanidad. Sin embargo, sabían que si no pasaban de la mera conspiración a una teoría admisible por el mundo científico sus esfuerzos y sus ilusiones podrían ser como las semillas que caen en el desierto. Estaban definiendo entre los tres un maravilloso horizonte para la humanidad, pero el camino hacia él estaba por construir, y todo parecía indicar que la labor era demasiado grande como para ser acometida solo por ellos, ¿cómo podrían convencer a más científicos sin que los tomaran por locos? El entusiasmo derivó poco a poco en desánimo, hasta que Neil iluminando sus ojos y mirando a María le dijo: tú eres la solución. María sorprendida le contestó: ¿yo?, si ni siquiera soy científica. Precisamente por eso, le espetó el neurocientífico, y continuó diciéndole: gracias a tu condición de escritora de ciencia ficción eres nuestra salvadora, fíjate en el poder de esas dos palabras unidas, ciencia y ficción, nadie puede reprocharte ir más allá de lo demostrado, de lo admitido académicamente, nadie puede impedirte pensar a pesar de ello como una científica. Jacobo entusiasmado ante estas palabras se levantó del sofá y sin rubor juntó las manos de María y les soltó dos apasionados besos, uno en cada una de sus palmas abiertas

El trío empezó a diseñar la próxima novela de María, necesitaban darle un substrato científico, ahí entraban Jacobo y Neil, que tenían por delante un trabajo de meses, a su vez María tenía que convertir ese trabajo en un discurso divulgativo, ameno y cercano, y además con una trama literaria seductora para un amplio abanico de lectores, formaban un equipo único en la historia de la ciencia y de la literatura. En el fondo, sabían que un descubrimiento de tal calado para la humanidad no podía ser sustentado solo por la lógica de la ciencia, necesitaba además de un apoyo emocional que la literatura le podía proporcionar. La ventaja de los dos científicos estaba en que su imaginación no tenía que ser recortada, como ocurría frecuentemente en los trabajos universitarios, podían imaginar con la misma libertad que el mismísimo Einstein en la oficina de patentes en la que trabajaba cuando, día a día y aprovechando huecos en su labor, iba diseñando la Relatividad. Fueron jornadas de gran entusiasmo creativo, pero también de acaloradas discusiones, por la presión que suponía acometer un trabajo tan titánico y en el que todos arriesgaban sus respectivos prestigios profesionales, pues tenían previsto, aunque el libro lo firmara María, hacer un introducción escrita por los tres y en la que aparecerían los nombres de todos ellos, eran como los tres mosqueteros, pero en esta ocasión en vez de cuatro eran solo tres de verdad: todos para uno y uno para todos

Finalmente la obra salió a las librerías y a la red, siendo todo un éxito editorial, no solo por los habituales lectores de ciencia ficción, también se agregaron lectores de todo tipo. Entre ellos había científicos que se pusieron en contacto con Jacobo y Niel, querían saber más sobre su “loca” teoría, eso sí, de forma discreta. Las ventas del libro permitieron que la pareja de científicos pudiesen dedicar todo su tiempo a la investigación, a la redacción de su teoría y a cultivar su relación con científicos de todo el mundo, hecho este último que les permitió empezar a buscar métodos experimentales con los que poder validar su teoría. Este proceso duró unos cinco años, no era fácil demostrar experimentalmente que hay vida consciente en dimensiones de la Tierra que ignorábamos que existían; los programas de fenómenos paranormales y de OVNIS perseguían al trío, sospechando que las interpretaciones que habían dado durante años darían un vuelco increíble. Por fin llegó el gran día en un mes de julio, cuando curiosamente habían pasado prácticamente cien años de la primera presencia del ser humano en el suelo lunar: un equipo de científicos experimentales, inspirados por lo que la teoría vaticinaba que debía ocurrir, consiguieron entablar contacto con una dimensión oculta a nuestros sentidos, y que además estaba habitada por seres conscientes, lo supieron porque respondieron claramente a las señales que se les enviaron: ¡la Tierra tenía más habitantes que los registrados por los censos!

Rápidamente repitieron la experiencia en múltiples lugares, consiguiendo en casi todos una respuesta positiva. El reto ahora era comprender en qué consistían esas conciencias extrafísicas, pero claramente terrestres, y conseguir entablar un diálogo con ellas, las dificultades técnicas eran inmensas. Muchos se preguntaban si sus seres queridos fallecidos estarían allí, en esa otra dimensión, la ciencia nunca había sido tan popular. En el fondo, pensaron algunos, es lógico que los muertos no tengan por qué estar en otro planeta, ni en paraísos o infiernos definidos por dogmas milenarios religiosos, han de encontrarse cerca de nosotros, los vivos materialmente hablando, y lógicamente en una dimensión inmaterial, sin átomos de la Tabla Periódica, parecía como si la ciencia y la espiritualidad empezasen a hablar un mismo lenguaje

El trío se convirtió en el más popular de la historia, a María le asediaban las editoriales para que su imaginación plasmase los pasos siguientes, para que llegase antes que los científicos a más espectaculares descubrimientos; también las productoras de cine le perseguían para comprarle sus derechos de autor y crear así las más fantásticas películas sobre el futuro que nos esperaba. A Jacobo y Neil les ofrecían trabajar en las más prestigiosas universidades del mundo. En este favorable ambiente fueron nominados los tres al premio Nobel, cada uno en su campo. En el caso de María se daba además la circunstancia de que era la primera vez que se concedía el Nobel de Literatura a un escritor de ciencia ficción, el gremio no cabía de gozo, ¡ya era hora!, se decían 

Las personas sentían su entorno de forma diferente al pensar que podían estar rodeadas de dimensiones ocultas y de seres desconocidos. Los más pesimistas se decían que preferían creer en extraterrestres que van y vienen y no en terrestres a los que no pueden ver y que además están siempre ahí, tal vez vigilándonos, pensaban los más conspiranóicos. Los más optimistas se sentían agraciados por vivir el momento más importante de la humanidad, los idealistas veían en el hallazgo la gran oportunidad para que sus sueños sobre una humanidad mejor se pudiesen al fin cumplir. Las especulaciones sobre el futuro de la humanidad no hacían más que crecer, de repente, todas las películas de ciencia ficción habían quedado desfasadas. Las religiones trataban de encajar sus dogmas en lo que la ciencia había descubierto, los ateos reconsideraban su idea categórica sobre la muerte y empezaban a pensar que la conciencia puede no morir y ser como la energía, que ni se crea ni se destruye, solo se trasforma. Todo el mundo miraba a los científicos y técnicos que trataban de entablar comunicación fluida con los seres que habitaban esas otras dimensiones terrestres y se preguntaban cuántas humanidades viven en la Tierra

Poco a poco, Jacobo, dejó su mirada perdida en los recuerdos y empezó a enfocarla en el paisaje que aparecía en la ventana del tren, éste iba disminuyendo su velocidad pues se acercaba a una estación, eso le permitió ver los detalles e incluso a las personas que andaban por un hermoso parque, y se preguntó si lo que veía no era nada más que una pequeña parte de lo que tenía delante, ¿cuántas dimensiones podían estar conviviendo en ese mismo espacio que él contemplaba? Sorprendido por el arrojo de su curiosidad llegó aún mucho más lejos y se preguntó: ¿cuántas de las conciencias que viven en esas dimensiones pueden estar entrelazadas, al menos parcialmente, con mi propia conciencia...?, ¿cuántas de mis presuntas ideas pueden realmente provenir de ellas?, ¿cuánta información les estaré, día a día, proporcionando? Demasiadas preguntas inquietantes para él y para la misma humanidad, sin duda el ser humano se enfrentaba a una auténtica metamorfosis de su mente, a partir de ahora no podrá seguir siendo el gusano que se movía por el suelo de los dogmas religiosos y de la ciencia materialista, había llegado el momento de considerar que nuestra conciencia posee alas para volar de una dimensión a otra, de aceptar con todas sus consecuencias que tanto nuestra querida Tierra como el universo son multidimensionales, la auténtica gran aventura de la humanidad había comenzado con el gran descubrimiento

                                                                                         

                                                                                                  Carlos González Pérez

                                                                                        (La Danza de la Vida)


      Si quieres conocer la historia de Jacobo y el viejo indomable puedes encontrar cómo llegar a ella aquí:

https://encuentrosconlasabiduria.blogspot.com/2021/06/jacobo-y-el-viejo-indomable.html



domingo, 26 de marzo de 2023

DE SER REAL A SER AUTÉNTICO

    Una amapola es frágil en su apariencia, se puede desmoronar en nuestras manos, sin embargo es poderosa en su presencia, en su efecto sobre nuestro sentir, tal vez porque su esencia vive imperecedera en nuestros corazones.



    Hay muchas realidades en las que puede vivir una amapola: en la física, en nuestros recuerdos, en uno de nuestros sueños, en una poesía … pero en ninguna de ellas llega a ser auténtica sin una conciencia que la contemple, que le dé vida con su mirar, con su sentir. Nada es auténtico sin un sentir que le dé vida, aunque pueda ser real.

    Querido lector, ¿en tus realidades de cada día cuántas cosas auténticas hay … ? ¿De qué sirve una realidad, por cómoda y segura que nos parezca, si no es auténtica …? ¿Es auténtico tu trabajo …? ¿Son auténticos tus sueños …? ¿Son auténticas tus miradas …? ¿Es auténtica tu relación contigo mismo …? ¿Y con los demás …?

    Te invito a que hoy sientas tu mirada auténtica y con ella des vida a todo lo que contemples y, así, puedas sentir en lo frágil y perecedero la esencia inmortal que lo alimenta. Ya no podrás ver a la amapola como un mero ser débil que tiembla en tus manos, sino que sentirás en ella una flor que renuncia a su forma física para demostrarte que cuando eres auténtico, cuando vives desde tu esencia, nada puede destruirte



miércoles, 8 de marzo de 2023

NO SE TRATA DE LUCHA DE GÉNEROS, SINO DE DEMOCRATIZAR LAS RELACIONES ENTRE LOS HOMBRES Y LAS MUJERES

    Biológicamente el ser humano tiene dos sexos, este hecho nos viene dado de nacimiento y nadie por tanto lo puede elegir; sin embargo el alma humana es sin duda femenina y masculina a la vez, sino no estaría completa. El enfrentamiento entre las limitaciones de nuestra biología y las capacidades de nuestra alma ha estado siempre presente en la historia humana, sobre todo en las personas que necesitan que su vida tenga calado espiritual 

    Femenino y masculino son términos complementarios en nuestra alma, que poco tienen que ver con los conceptos culturales, que han ido adoptando estos términos a lo largo del discurrir humano, es en ese reparto de roles culturales en los que la injusticia de género nace, el machismo es ante todo un fenómeno cultural, por eso, se ha trasmitido de generación en generación incluso por las propias madres cuando educan a sus hijos: las culturas nos marcan ignorando nuestros sentimientos e ideas; las culturas no son democráticas, por eso, los valores democráticos, también los relacionados con el género, han de primar sobre los valores culturales

    En el fondo, nunca ha habido una lucha de géneros, sino una lucha democrática que pretende acabar con los totalitarismos culturales al respecto, cuya única defensa que esgrimen es la tradición. Es necesario democratizar las relaciones entre las mujeres y los hombres en todos los campos si queremos llegar a una auténtica igualdad de derechos y de oportunidades, las leyes no son suficientes, además el espíritu democrático ha de penetrar en nuestra mente y en nuestros sentimientos.  En definitiva, la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades entre hombre y mujer va mucho más allá del feminismo, se trata de un acto democrático esencial imprescindible para el progreso de la humanidad, y para que el alma humana encarnada esté por fin completa





miércoles, 21 de diciembre de 2022

PRINCIPIOS PARA DEFINIR LA DEMOCRACIA COMO UN VALOR HUMANO Y EDUCATIVO ESENCIAL

         Hay que entender los siguientes principios como tales, no como se suele hacer comúnmente con los principios, es decir: confundirlos como finales, como algo inalterable e intocable. Estos principios nacen con la vocación de ser mejorados y ampliados con otros, gracias de antemano a todas las personas que lo hagan posible


1)  Nadie sobra en la humanidad, todos nos necesitamos para realizarnos como seres humanos


2) No hay que confundir hacer lo que nos da la gana con la libertad. La auténtica libertad tiene en cuenta la libertad y los derechos de los demás.


3) Mientras en una sociedad vayan por delante de los Derechos Humanos los de los clanes no es posible instaurar un régimen democrático. Por eso, para tener ciudadanos libres es imprescindible antes liberarlos de ser súbditos de los clanes en los que viven


4) Enseñar a encontrar distintas perspectivas ante un problema y saber cómo integrarlas de la mejor manera ha de forma parte esencial de la preparación democrática de todos los ciudadanos.


5) Lo que piensa una mayoría no tiene por qué ser más cierto que lo que piensa una minoría, ésta es la razón por la cual el respeto a las minorías es un principio esencial de la democracia. El voto puede convertirse en dictadura, la dictadura de la democracia, si no estamos alerta. 


6) Un diálogo auténtico requiere de cordialidad, es decir: de un noble sentimiento que una a las personas más allá de sus opiniones y diferencias: sin cordialidad no puede haber franqueza y amabilidad a la vez, algo imprescindible para llegar a una relación democrática.


7) Los auténticos demócratas siembran afecto antes que ideología: las ideologías no pueden dialogar, son los seres humanos los que tienen la capacidad de hacerlo.


8)  En un debate auténticamente democrático no se trata de que unos argumentos se impongan sobre otros, se trata de que el diálogo mejore los argumentos de todos


9)  Ridiculizar a quien opina diferente no forma parte del espíritu crítico, sino de la intolerancia  

 

10)  Un demócrata de corazón ha de saber reconocer las semillas de la esperanza aun en las tierras más áridas y también cómo regarlas para que broten: sin esperanza, sin ilusión en el futuro, no hay democracia


11)  El camino ha de ser siempre coherente con la meta: el fin no justifica los medios, si no hay coherencia entre ambos


12)  En los conflictos hay que empezar por buscar lo que nos une antes que centrarnos en lo que nos separa  


13)  Hay que respetar el futuro de las generaciones venideras, por eso, es nuestro deber cuidar de la naturaleza y evitar dejar deudas medio ambientales que dificulten su bienestar


14)  Los animales y las plantas no han de ser tratados solo de forma utilitaria, sino que hemos de hacerlo con el respeto y el cariño que merecen por acompañarnos en la aventura de la vida


15) Los Derechos Humanos son el mayor logro de la humanidad, ninguna cultura, religión o ideología han alcanzado su nivel a la hora de definir los derechos del ser humano, más allá de su origen o condición, por eso, conocerlos ha de ser un derecho al alcance de todas las personas, y también un deber.


16)  El espíritu democrático es el alma sobre el que se ha de construir la figura de ciudadano del mundo, que permitirá por fin que nadie pueda ser considerado un apátrida en su propio planeta, ni tampoco un emigrante por el simple hecho de vivir en otra cultura a la de su nacimiento



De la formación en crecimiento personal y social  “Educar Empoderando”


Blog de la formación:

http://educarempoderando.blogspot.com/




miércoles, 31 de agosto de 2022

TODO COMENZÓ CON UNA LIMPIA MIRADA

  Me dirigía aquel día con mis bolsas de basura hacia los contenedores donde se seleccionan los vertidos, primero me acerqué al de residuos orgánicos, al llegar quedé paralizado por lo que estaba viendo: una anciana vestida con pulcritud estaba hurgando en el cubo con un hierro preparado a exprofeso, al sorprenderse con la irrupción de mi sombra en la superficie que estaba removiendo se apartó súbitamente del cubo, me miró tímidamente y me invitó a que depositara mi bolsa. Quedé indeciso ante la situación, me sentí ridículo, incluso culpable por poseer las cosas que esa anciana tenía que disputar a la basura, y sobre todo por esa mirada tímida y a la vez asustadiza, tan parecida a la de un niño ante un desconocido del que no está seguro de si hay que temerle o no. Zanjé el impasse con una sonrisa superficial de gratitud barata, por temer que mis sentimientos profundizasen de nuevo hacia la culpa, a continuación lancé con destreza mi bolsa, giré sobre mi mismo sin mirarle a la cara y me encaminé con las bolsas restantes hacia los otros contenedores, que se encontraban a unos cincuenta metros más arriba. Cuando me deshice de las bolsas volví a mirarla, allí estaba de nuevo hurgando, rompiendo con su hierro las bolsas de plástico para hacerse con su pequeño “botín”. Yo la contemplaba con el descaro de quien sabe que no es visto, ahora su mirada no me podía hacer sentir culpable ante la indefensión que expresaba. Mis pensamientos, ya más ligeros por la ausencia de culpa, me dieron permiso para sentir a mi corazón, éste me hizo llegar con placidez el que para mí es el más noble de los sentimientos humanos: la compasión. Gracias a ella mis pensamientos pudieron ganar levedad y gentileza, liberándose así de la fuerza de gravedad de la culpa, que nos victimiza y nos obliga a pisar el suelo del auto castigo.




Ya con la mente clara y empujado por mi compasión pensé en darle un billete de mi cartera, así por lo menos hoy no tendría que hurgar en la basura. Mientras yo buscaba el billete la anciana cruzó la calle en busca de otro contenedor, corrí hacia ella para pillarla antes de que empezara su humillante trabajo, la tomé precipitadamente por el brazo y la saludé mirándola a los ojos, ante mi acción se quedó impertérrita sin saber a qué atenerse, tal vez temía algo de mí. Con una sonrisa en mi rostro le mostré el billete rogándole que lo aceptara, al verlo comprendió mi intención y con una sonrisa inocente, de esas que solo los viejos y los niños son capaces de crear, me dio las gracias. Yo quise decirle algo más, pero entonces la belleza de sus ojos azules me dejó extasiado, era una belleza sin edad, una belleza capaz de viajar en la luz de su mirada hasta penetrar en lo más profundo de mi ser, de hecho, desde entonces la belleza de sus ojos forma parte de mi propia belleza interior. En mi garganta se produjo un nudo por la profunda emoción que desató en mí su mirada, y sin decir nada más me giré y la dejé atrás, sintiendo que si decía una sola palabras más perdería la magia que su mirada dejó en mí.

La mirada de la anciana ha creado un rincón mágico en mi mundo interior al que recurro con frecuencia cuando me veo hurgando entre la basura emocional, cuando me siento indefenso o abandonado ante el mundo, cuando me invade la pobreza de la soledad no deseada, en todos estos casos siento aquellos ojos azules despertando a mi propia sabiduría interior, diciéndome que confíe en ella. Cuando un hecho nos conmueve hasta lo más hondo se abre un sendero en nuestro interior hacia nuestras partes más bellas y sabias. Este tipo de sentires profundos actúan como auténticos rayos x que se abren paso entre nuestras creencias limitantes sobre lo que somos y lo que somos capaces de hacer, para así revelarnos bellezas y poderes que desconocíamos poseer. Si no somos conscientes de todo esto, cualquier encuentro maravilloso se convertirá solo en un bello recuerdo. Si no cuidamos el sendero interior que se abre en nosotros cuando vivimos estas experiencias mágicas, se empezará a cubrir con la maleza de nuestra cotidianidad que nos hace vivir solo en la superficie de lo que somos. 

Recordar frecuentemente lo que vivimos en esos momentos auténticos no basta para mantener el sendero abierto, es necesario además recrear lo vivido con nuestra imaginación y sentir, pues lo que se nos dio no fue un recuerdo, sino una inspiración para aprender a vivirnos más allá de la superficie de lo cotidiano, de hecho, es una invitación a vivir desde nuestro propio centro, desde nuestro ser más allá de nuestras identidades heredadas como la de la familia  y la de la cultura. Desde ese centro dejamos de ser dependientes de nuestras creencias y de nuestras emociones, para que así nuestro sentir pueda brillar con luz propia. Y toda esta gran proeza interior comenzó con una limpia mirada, que burló todas mis defensas mentales y emocionales, para así poder encender mi sentir profundo durante unos instantes, instantes que por decisión propia han cambiado mi vida