La llamada Tierra Prometida es en realidad todo nuestro planeta y fue prometida a todos los seres humanos en 1948, por el mayor acto espiritual y de hermandad de la historia de la humanidad: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Según esta declaración nadie ha de sentirse un apátrida en su propio planeta, pues al igual que el aire que respiramos no tiene fronteras y todos lo compartimos sin distinciones de ninguna clase, la tierra que pisamos también nos sustenta a todos.
Las divisiones de la humanidad en clanes y países disputándose bienes y territorios son divisiones dibujadas en nuestras mentes por creencias, tradiciones, ideologías y religiones; los Derechos Humanos son unos principios que plantean trascender estas divisiones, de forma que en vez de servir para enfrentarnos sirvan para sumar experiencias y conocimientos y así poder evolucionar juntos. De alguna forma podemos decir que la historia de la humanidad comienza con la declaración de los DDHH, pues por vez primera algo nos invita a tomar conciencia de que somos un grupo de seres con un destino en común, hasta entonces la historia era más bien la historia de las diversas culturas. Por desgracia aún no somos conscientes de este hecho tan importante, es necesario empezar a hablar de él en todas nuestras aulas para que así los DDHH puedan echar raíces en las mentes y los corazones de todas las nuevas generaciones: somos una humanidad en busca de su destino en común, nuestra historia como tal comienza ahora...
No hay comentarios:
Publicar un comentario