miércoles, 21 de diciembre de 2022

PRINCIPIOS PARA DEFINIR LA DEMOCRACIA COMO UN VALOR HUMANO Y EDUCATIVO ESENCIAL

         Hay que entender los siguientes principios como tales, no como se suele hacer comúnmente con los principios, es decir: confundirlos como finales, como algo inalterable e intocable. Estos principios nacen con la vocación de ser mejorados y ampliados con otros, gracias de antemano a todas las personas que lo hagan posible


1)  Nadie sobra en la humanidad, todos nos necesitamos para realizarnos como seres humanos


2) No hay que confundir hacer lo que nos da la gana con la libertad. La auténtica libertad tiene en cuenta la libertad y los derechos de los demás.


3) Mientras en una sociedad vayan por delante de los Derechos Humanos los de los clanes no es posible instaurar un régimen democrático. Por eso, para tener ciudadanos libres es imprescindible antes liberarlos de ser súbditos de los clanes en los que viven


4) Enseñar a encontrar distintas perspectivas ante un problema y saber cómo integrarlas de la mejor manera ha de forma parte esencial de la preparación democrática de todos los ciudadanos.


5) Lo que piensa una mayoría no tiene por qué ser más cierto que lo que piensa una minoría, ésta es la razón por la cual el respeto a las minorías es un principio esencial de la democracia. El voto puede convertirse en dictadura, la dictadura de la democracia, si no estamos alerta. 


6) Un diálogo auténtico requiere de cordialidad, es decir: de un noble sentimiento que una a las personas más allá de sus opiniones y diferencias: sin cordialidad no puede haber franqueza y amabilidad a la vez, algo imprescindible para llegar a una relación democrática.


7) Los auténticos demócratas siembran afecto antes que ideología: las ideologías no pueden dialogar, son los seres humanos los que tienen la capacidad de hacerlo.


8)  En un debate auténticamente democrático no se trata de que unos argumentos se impongan sobre otros, se trata de que el diálogo mejore los argumentos de todos


9)  Ridiculizar a quien opina diferente no forma parte del espíritu crítico, sino de la intolerancia  

 

10)  Un demócrata de corazón ha de saber reconocer las semillas de la esperanza aun en las tierras más áridas y también cómo regarlas para que broten: sin esperanza, sin ilusión en el futuro, no hay democracia


11)  El camino ha de ser siempre coherente con la meta: el fin no justifica los medios, si no hay coherencia entre ambos


12)  En los conflictos hay que empezar por buscar lo que nos une antes que centrarnos en lo que nos separa  


13)  Hay que respetar el futuro de las generaciones venideras, por eso, es nuestro deber cuidar de la naturaleza y evitar dejar deudas medio ambientales que dificulten su bienestar


14)  Los animales y las plantas no han de ser tratados solo de forma utilitaria, sino que hemos de hacerlo con el respeto y el cariño que merecen por acompañarnos en la aventura de la vida


15) Los Derechos Humanos son el mayor logro de la humanidad, ninguna cultura, religión o ideología han alcanzado su nivel a la hora de definir los derechos del ser humano, más allá de su origen o condición, por eso, conocerlos ha de ser un derecho al alcance de todas las personas, y también un deber.


16)  El espíritu democrático es el alma sobre el que se ha de construir la figura de ciudadano del mundo, que permitirá por fin que nadie pueda ser considerado un apátrida en su propio planeta, ni tampoco un emigrante por el simple hecho de vivir en otra cultura a la de su nacimiento



De la formación en crecimiento personal y social  “Educar Empoderando”


Blog de la formación:

http://educarempoderando.blogspot.com/




miércoles, 31 de agosto de 2022

TODO COMENZÓ CON UNA LIMPIA MIRADA

  Me dirigía aquel día con mis bolsas de basura hacia los contenedores donde se seleccionan los vertidos, primero me acerqué al de residuos orgánicos, al llegar quedé paralizado por lo que estaba viendo: una anciana vestida con pulcritud estaba hurgando en el cubo con un hierro preparado a exprofeso, al sorprenderse con la irrupción de mi sombra en la superficie que estaba removiendo se apartó súbitamente del cubo, me miró tímidamente y me invitó a que depositara mi bolsa. Quedé indeciso ante la situación, me sentí ridículo, incluso culpable por poseer las cosas que esa anciana tenía que disputar a la basura, y sobre todo por esa mirada tímida y a la vez asustadiza, tan parecida a la de un niño ante un desconocido del que no está seguro de si hay que temerle o no. Zanjé el impasse con una sonrisa superficial de gratitud barata, por temer que mis sentimientos profundizasen de nuevo hacia la culpa, a continuación lancé con destreza mi bolsa, giré sobre mi mismo sin mirarle a la cara y me encaminé con las bolsas restantes hacia los otros contenedores, que se encontraban a unos cincuenta metros más arriba. Cuando me deshice de las bolsas volví a mirarla, allí estaba de nuevo hurgando, rompiendo con su hierro las bolsas de plástico para hacerse con su pequeño “botín”. Yo la contemplaba con el descaro de quien sabe que no es visto, ahora su mirada no me podía hacer sentir culpable ante la indefensión que expresaba. Mis pensamientos, ya más ligeros por la ausencia de culpa, me dieron permiso para sentir a mi corazón, éste me hizo llegar con placidez el que para mí es el más noble de los sentimientos humanos: la compasión. Gracias a ella mis pensamientos pudieron ganar levedad y gentileza, liberándose así de la fuerza de gravedad de la culpa, que nos victimiza y nos obliga a pisar el suelo del auto castigo.




Ya con la mente clara y empujado por mi compasión pensé en darle un billete de mi cartera, así por lo menos hoy no tendría que hurgar en la basura. Mientras yo buscaba el billete la anciana cruzó la calle en busca de otro contenedor, corrí hacia ella para pillarla antes de que empezara su humillante trabajo, la tomé precipitadamente por el brazo y la saludé mirándola a los ojos, ante mi acción se quedó impertérrita sin saber a qué atenerse, tal vez temía algo de mí. Con una sonrisa en mi rostro le mostré el billete rogándole que lo aceptara, al verlo comprendió mi intención y con una sonrisa inocente, de esas que solo los viejos y los niños son capaces de crear, me dio las gracias. Yo quise decirle algo más, pero entonces la belleza de sus ojos azules me dejó extasiado, era una belleza sin edad, una belleza capaz de viajar en la luz de su mirada hasta penetrar en lo más profundo de mi ser, de hecho, desde entonces la belleza de sus ojos forma parte de mi propia belleza interior. En mi garganta se produjo un nudo por la profunda emoción que desató en mí su mirada, y sin decir nada más me giré y la dejé atrás, sintiendo que si decía una sola palabras más perdería la magia que su mirada dejó en mí.

La mirada de la anciana ha creado un rincón mágico en mi mundo interior al que recurro con frecuencia cuando me veo hurgando entre la basura emocional, cuando me siento indefenso o abandonado ante el mundo, cuando me invade la pobreza de la soledad no deseada, en todos estos casos siento aquellos ojos azules despertando a mi propia sabiduría interior, diciéndome que confíe en ella. Cuando un hecho nos conmueve hasta lo más hondo se abre un sendero en nuestro interior hacia nuestras partes más bellas y sabias. Este tipo de sentires profundos actúan como auténticos rayos x que se abren paso entre nuestras creencias limitantes sobre lo que somos y lo que somos capaces de hacer, para así revelarnos bellezas y poderes que desconocíamos poseer. Si no somos conscientes de todo esto, cualquier encuentro maravilloso se convertirá solo en un bello recuerdo. Si no cuidamos el sendero interior que se abre en nosotros cuando vivimos estas experiencias mágicas, se empezará a cubrir con la maleza de nuestra cotidianidad que nos hace vivir solo en la superficie de lo que somos. 

Recordar frecuentemente lo que vivimos en esos momentos auténticos no basta para mantener el sendero abierto, es necesario además recrear lo vivido con nuestra imaginación y sentir, pues lo que se nos dio no fue un recuerdo, sino una inspiración para aprender a vivirnos más allá de la superficie de lo cotidiano, de hecho, es una invitación a vivir desde nuestro propio centro, desde nuestro ser más allá de nuestras identidades heredadas como la de la familia  y la de la cultura. Desde ese centro dejamos de ser dependientes de nuestras creencias y de nuestras emociones, para que así nuestro sentir pueda brillar con luz propia. Y toda esta gran proeza interior comenzó con una limpia mirada, que burló todas mis defensas mentales y emocionales, para así poder encender mi sentir profundo durante unos instantes, instantes que por decisión propia han cambiado mi vida



martes, 16 de agosto de 2022

CÓMO LIBERARNOS DEL CONSABIDO "ESTO ES LO QUE HAY"

    Quedamos atrapados en nuestra realidad cuando nuestra imaginación es más pequeña que la realidad en la que habitamos.  Nelson Mandela imaginó una realidad diferente, trascendiendo a la lapidaria frase “esto es lo que hay”. Nuestra educación nos hace pensar que estos logros son sólo posibles para personas extraordinarias, lo que indica claramente este hecho es que nuestra enseñanza no es para desvelar lo extraordinario que hay dentro de cada uno, sino para que nos adaptamos a “lo que hay”.Pero no tenemos que ser esclavos de lo que nos enseñaron, podemos salir de la prisión que nos encerró en una realidad que lo primero que hizo es sepultar nuestra imaginación, así no podríamos soñar en nuestra libertad.




    La herramienta más poderosa para cambiar el mundo, a uno en que todos podamos sentirnos nosotros mismos, es desenterrar nuestra imaginación. Podemos pensar que no tenemos tiempo, medios … pero en realidad sólo nos hace falta decidirnos como lo hizo Mandela, que consiguió liberar a su imaginación de los barrotes de sus propias creencias limitantes.

    Imaginar se puede hacer en cualquier lugar: en los aseos públicos, en el metro, paseando, bajo la lluvia … hasta en clase cuando no se escucha al profesor. Tan sólo es necesario un requisito para que el imaginar sea auténtico: no debe estar limitado por nuestros miedos, porque entonces sería un pensamiento más de los que nos mantienen atados a nuestra realidad. Imaginar se vuelve algo verdaderamente potente cuando lo alimenta un sentir, cuando se convierte en un reflejo de los anhelos de nuestro corazón. Entonces, se nos enciende “el turbo” de nuestra fuerza interior, empezamos a sentir nuestros sueños más grandes que nuestras limitaciones, nos descubrimos más allá de la educación recibida, nos convertimos en creadores libres, en seres humanos empoderados por su propia imaginación … 



viernes, 1 de abril de 2022

FLORES EN EL ASFALTO - CAPÍTULO PRIMERO: EL HALLAZGO

             


Entre las grises ruinas de un edificio derribado por una bomba asesina camina un bombero cabizbajo con la esperanza de encontrar luz entre tanta oscuridad, el cansancio de su mirar ante tanto horror le lleva a levantar la vista sobre el horizonte y a sorprenderse con la presencia de un adolescente que parece buscar entre los escombros. Se encamina hacia él y cuando puede hablarle sin gritar le dice:

— ¿Qué buscas, tal vez alguna lata de comida...?

— No, busco algún juguete para mi hermana pequeña, tras dos semanas viviendo en el metro ya se ha cansado de sus muñecas de siempre - contesta con decisión el muchacho.

— Nunca lo hubiese sospechado, realmente me sorprende que pienses en la alegría de tu hermana entre tanto horror.... - el bombero interrumpe su discurso como si en su interior hubiese hecho un gran hallazgo, sus ojos empiezan a brillar.

— En el subterráneo las horas pasan muy lentamente... - antes de que el adolescente pueda terminar su frase su interlocutor le interrumpe.

— ¡Eres perfecto, eres la persona que estaba buscando!

— ¡Ehhh! - exclama el chico levantando las manos como pidiendo tranquilidad, mientras teme que le encomiende alguna labor tediosa.

— ¡Acompáñame! - le dice acercándose a él y poniéndole la mano en el hombro.

La pareja se encamina hacia el coche de bomberos, cuando llegan el bombero abre la puerta, trepa al interior de la cabina, coge algo y pegando un hábil salto vuelve al suelo en el que se encuentra el chico.

— Toma, esto es para ti – le espeta entregándole en sus manos una carpeta muy abultada.

El chico le mira sorprendido y a continuación abre la carpeta, en su interior encuentra un montón de folios, en el primero, a modo de portada de un libro, lee un título: “Flores en el asfalto”. Atónito mira al bombero, que con sus manos sobre los costados le sonríe feliz, como si al menos en el día de hoy hubiese encontrado la luz que estaba buscando entre los escombros.

— ¿Esto qué significa? - le pregunta el chico desde la confusión.

—´Significa que eres el elegido -contesta con determinación.

— ¿Elegido para qué...? Cuando te he dicho que en el metro el tiempo se hacía muy largo, no he querido decir que necesitase leer una novela.

— Te equivocas, esto es más que una novela. Su lectura te hará sentirte mucho más útil que yo

— ¿Más útil que un bombero salvando vidas de entre los escombros?

— Tú y quienes lo lean podéis convertiros en salvadores del futuro.

— ¿Futuro, qué futuro? - le contesta mostrando con sus manos la destrucción que les rodea.

— El futuro que nos ha de salvar de este presente, nadie puede sobrevivir al horror continuado sin esperanza. El futuro está en peligro, se necesitan bomberos especiales, capaces de buscar entre la destrucción más horrorosa un juguete, una esperanza de felicidad. Amigo, este libro te dará herramientas para apagar los incendios que desde el presente estamos provocado en nuestro futuro. Sí, eres el elegido para hacer llegar el mensaje de este libro a muchas personas que hoy se sienten inútiles ante la barbarie. Te nombro bombero del futuro – al pronunciar su última frase le guiña el ojo al chico a la vez que posa de nuevo su mano enguantada sobre su hombro.

— ¿Bom...bombero del futuro? - balbucea incrédulo el chico.

— Sí, has oído bien. Tantas muertes injustas y destrucción no están solo actuando ahora, en el futuro se convertirán en odios, en recelos, en prejuicios, en complejos, en herencias mal sanas... en definitiva: en peligrosos incendios que consumirán la alegría de vivir. Ante este peligro hemos de actuar ahora como los bomberos lo hacemos siempre: previendo riesgos y obligando a tomar medidas de seguridad; en medio de esta barbarie ha de haber espacio para la esperanza y guiños a la felicidad, no basta con sobrevivir hay que no olvidar cómo vivir.

— Hay que no olvidar cómo vivir... - repite el chico como queriendo encontrar en la frase sabores sutiles, aromas que su intuición le dice que ha de disfrutar.

— Si lo olvidamos habremos sido derrotados no solo como país, sino también como seres humanos.

— ¡Qué trascendental! - irrumpe el chico sonriendo por primera vez.

— ¡Esa sonrisa tuya es de vivir, de sentir la vida como un don a disfrutar! - le contesta con entusiasmo y devolviéndole la sonrisa.

— Supongo que sí, pero dime: ¿por qué has escrito este libro y por qué me lo entregas a mí? - contesta el chico cambiando su sonrisa por una expresión de curiosidad.

— Será mejor que nos sentemos, parece ser que las sirenas de aviso de bombardeo nos están dando un descanso, aprovechémoslo – le dice el bombero mientras le indica un pequeño montículo de escombros en el que pueden sentarse.

— Parece que la explicación va para largo...

— Yo no he escrito este libro – le espeta una vez sentados los dos.

— Ahora que lo pienso parece lógico, no creo que tengas tiempo para ponerte a escribir.

— Te cuento como llegué a él... - el bombero utiliza una pausa para sintonizar con todo detalle con sus recuerdos y apunta su mirada hacia el cielo, que luce un azul espléndido, para así darse el espacio psicológico que necesita para su sentida narración - Hace un par de semanas estaba buscando entre los escombros a posibles personas atrapadas o muertas, de repente, apartando unos cuantos cascotes me encontré con la cara de un viejo, estaba muerto, pero lo que me impresionó es que conservaba una bella sonrisa, jamás en mi larga experiencia profesional había visto un cadáver sonriendo.

— Sí, no parece normal que unos instantes antes de morir en un bombardeo te dediques a sonreír – opina el chico mientras su curiosidad crece sin límites.

— Seguí apartando escombros de su cuerpo y vino la siguiente sorpresa...

— ¡Vamos, no te pares! ¿Qué descubriste...? - le espeta con impaciencia.

— Tenía los brazos sobre su pecho, abrazando con fuerza, como queriéndola proteger del bombardeo, la carpeta que te he entregado; estaba claro que tenía un gran valor para él, ya que su último pensamiento lo dedicó a protegerla.

— Un gran valor sentimental, pues la situó cerca de su corazón – matiza el chico imaginando emocionado la escena.

— Cogí la carpeta y en cuanto tuve un momento la eché un vistazo, quedé fascinado por lo que narraba en la introducción de su libro, a partir de entonces aproveché cualquier pequeño descanso para ir avanzando en su lectura. Sus palabras cambiaron mi visión del mundo a mejor, curiosamente en medio del horror de la guerra, nunca pude imaginar que me ocurriese algo así.

— ¿De qué trata esta maravilla? - pregunta el chico preso de la impaciencia y del entusiasmo.

— Lo vas a saber dentro de poco, cuando empieces a leerlo, seguro que nunca has leído nada igual, es más: seguro que nunca has asistido a unas clases como éstas.

— ¿Clases? ¿Qué tiene que ver esto con el instituto? ¡Ahhh, no me digas más...! ¡El viejo era un profe! – exclama como si hubiese acertado una difícil pregunta en un concurso televisivo.

— Un maestro de la vida – concreta el bombero.

— Empieza a gustarme la idea, porque si no da ninguna asignatura no habrá ni exámenes ni notas – dice sonriendo el adolescente.

— Sí, esa es sin duda una gran ventaja – le responde el bombero dándole un codazo y guiñándole el ojo en señal de complicidad.




La pareja empieza a reír en medio de la desolación que les envuelve, atreviéndose así a romper el papel de víctimas de la guerra que la vida les había otorgado. Entre grises cascotes y cañerías que gotean agua, sintiendo los reflejos del sol sobre cristales rotos, que como charcos se distribuyen en todo su entorno, los dos ríen hasta dolerles el estómago, ambos llevaban mucho tiempo sin hacerlo. Finalmente cuando la calma llega el bombero logra pronunciar unas palabras.

— Lo hemos vivido

— ¿El qué? - pregunta intrigado el chico.

— Lo que el viejo profesor en su libro trata de enseñarnos: respirar nuestro propio sentido de la felicidad más allá de la toxicidad del aire que nos rodé.

— Es como si pudiésemos llevar siempre nuestra propia botella de oxígeno de la felicidad... - ejemplariza el chico sin pensarlo un solo momento.

El bombero se queda mirando fijamente al chico como si en sus azules ojos hubiese encontrado algo que estaba buscando. Ante la larga pausa y la mirada intensa que le dedica su contertulio el chico se impacienta y le dirige la palabra.

— ¿Qué te pasa? Te has quedado alelado.

— Ya no me cabe la menor duda: tú eres la persona adecuada para quedarte el libro, tus respuestas  y tu alegría, libre y espontánea,  han confirmado mi intuición previa.  

— Tiene gracia

— ¿El qué?

— Que salí a buscar una muñeca para mi hermana y regreso con un libro sorprendente.

— En el fondo la vida es un misterio, sobre qué hacer sobre ese misterio para ponerlo a nuestro favor habla el profesor.

— ¿Y lo que explica sirve también en una guerra?

— Sobre todo en una guerra, piensa que lo ha escrito bajo las bombas, en tan solo un par de semanas.

— Si tú no hubieses aparecido tal vez nadie hubiese leído su libro... su obra no hubiese servido para nada.

— Eso no lo sabremos nunca, pero en todo caso el libro ha sido un gran regalo para mí, ahora es tu regalo, espero que las palabras del viejo profesor cobren vida en muchos corazones, pero esa labor te corresponde a ti – termina diciéndole mientras le pone una mano en la pierna en señal de cercanía y afecto.

— Mucha responsabilidad dejas en mis hombros.

— Supongo que poder ayudar, sentirte más útil, en esta horrible guerra te compensará del  peso de la responsabilidad.

— Sí - responde con entusiasmo y decisión – mi padre ha marchado al frente y yo sentía que tenía que hacer algo tan importante como él, pero aquí, en mi ciudad.

— Llevar las palabras del viejo a las personas desesperanzadas va a ser una gran e importante labor, que te hará sentir sumamente útil. Yo mismo haría ese hermoso trabajo si tuviese tiempo, pero ahora un bombero es más necesario que nunca – dicho esto mira su reloj de pulsera - ¡Vaya, no puedo estar más tiempo aquí parado, el deber me llama!

— Lo comprendo, gracias por tu tiempo y sobre todo por este regalo, estoy deseando leerlo – le dice mientras le ofrece estrechar su mano en señal de amistad. 

— Gracias a ti por ser mi relevo en esta importante carrera hacia la esperanza – le contesta estrechándole la mano.

Después de mirarse a los ojos durante unos instantes, en señal de la profundidad de su encuentro, la pareja se despide, tal vez para siempre. Tras ver desaparecer en la lejanía la silueta del bombero, el chico se recoge sobre sí mismo y abre la carpeta, con delicadeza aparta la primera hoja en la que aparece el título de la obra, “Flores en el asfalto”, y se dispone a leer un pequeño texto en la página numerada con un uno. 

“Cuando parece que has perdido toda tu esperanza, descubres cavando en la profundidad de tu ser que hay esperanzas subterráneas. No hemos de permitir que nuestros victimismos nos impidan buscar las aguas de nuestra esperanza, por profundas que éstas se encuentren, ya que necesitamos beber de ellas todos los días para sentirnos vivos ante la adversidad y los desencuentros de la vida.”

Tras leer estas palabras el chico levanta su mirada al cielo en busca de sentires a la altura de las palabras del viejo maestro. La paz inunda su cuerpo, tiene la sensación de haber descubierto dentro de él un nuevo hogar, es como si las palabras que acaba de leer no fuesen nuevas para él. Siente al misterio de la vida como a un viejo conocido, como a un compañero inseparable en el que puede confiar sin límite. Después de esta experiencia interior mira a su entorno desolado por la guerra y comprende que una gran misión empieza para él: ha de ser como esas tercas flores que son capaces de crecer en lugares hostiles, como el gris y áspero asfalto, para dar testimonio de que la esperanza y la belleza nunca se rinden.


Continuará, si tú, querido lector, así lo deseas...


      Autor:  Carlos González Pérez (La Danza de la Vida)



viernes, 25 de marzo de 2022

MÁS ALLÁ DEL ROMANTICISMO: CUANDO EL AMOR SE LIBERA DEL DRAMA

     El romanticismo de las películas se plantea como una visión de la vida que tarde o temprano genera drama: el mundo no acepta el amor puro de la pareja. Todo se enfoca como una lucha desigual entre el amor y los intereses e insensibilidad del entorno; el modelo clásico, tantas veces imitado, es el de Romeo y Julieta, el amor que acaba en fatalidad, pero que sin embargo queda inmortalizado en infinidad de obras, como demostrando que el amor triunfa más allá de la tragedia del momento. La idea que nos queda es la de que el amor merece la pena, pero hay que pagar un precio por él. En este artículo vamos a hacer una lectura creativa del romanticismo con la intención de sacarlo del drama, empleando para ello la perspectiva de la formación de “Educar Empoderando”, que trasciende la perspectiva dual en la que hemos sido educados y que es la responsable de que generemos dramas sin desearlo conscientemente. Para ello nos basaremos en una película  muy conocida: “West Side Story”, cualquiera de sus dos versiones nos sirven, tanto la de 1961 como la de 2021, pues ambas en esencia siguen el mismo guión.


Vamos a la escena de la escalera de incendios, María y Tony se acababan de conocer en una fiesta, cada uno pertenece a un clan distinto de bandas juveniles rivales, pero esto no parece importarles lo más mínimo cuando se miran a los ojos. La canción que suena expresa sus sentimientos, cuando en su canto pronuncian sus nombres los saborean como si fuese algo sagrado, sus cuerpos se siente ingrávidos, sus miradas no son de deseo carnal pues van mucho más allá, enfocan a sus almas, a sus mundos interiores, al misterio mismo de la vida y a la sorprendente sincronía que los ha unido. Lo que sienten trasciende todos los dramas del mundo y al mismo sexo; algo que existe en todo ser humano se ha puesto en marcha, lo reconocen sin haberlo vivido antes, sus ojos brillan con la luz de su propio ser: es una amor sin barreras, es comprender el misterio de la vida sin poder entenderlo, pues sus corazones comprenden lo incomprensible para sus mentes. Cómo no emocionarse al contemplar esta escena que representa anhelos interiores de todos nosotros, la vida parece rebosar de los límites de nuestra cotidianidad y mostrar toda su magia.


Sin embargo esa magia va siendo poco a poco devorada por la que llamamos vida real, pero que no es más que la realidad que hemos aceptado sin darnos cuenta; los dramas que generan las dos bandas rivales provocan el trágico final, en el que Tony muere, pero la luz de la historia de los dos enamorados vive para siempre, como un recordatorio de que podríamos construir realidades permanentes a la altura de lo que ambos sintieron en aquella escalera de incendios.


¿Qué le falta al romanticismo para no ser devorado por nuestros dramas cotidianos...? Nuestra visión del mundo ha ignorado una bella realidad interior que habita en todos nosotros, hemos sido educados para no verla, pero a veces cuando nos enamoramos aparece como una estrella fugaz en nuestras vidas, cuando desaparece bajo el horizonte buscamos en libros y en películas volver a sentir lo mismo, lo llamamos romanticismo. Pero en realidad la maravilla que anhelamos volver a sentir habita dentro de todos nosotros, es nuestra belleza interior; cuando nos enamoramos logramos sentirla y cuando le perdemos la pista volvemos a buscarla en otra persona, pero irremediablemente volvemos a perderla, sin darnos cuenta de que siempre ha estado dentro de nosotros, forma parte de todo ser humano. Cuando María y Tony se miran lo que les mantiene en ese maravilloso estado es poder ver y sentir sus bellezas interiores.


Lo que nos hace sentir más allá de los dramas cotidianos, lo que nos convierte en “sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón”, no es nuestro enamoramiento de otra persona, sino nuestra conexión con la belleza interior de otro o de nosotros mismos. Digamos que nuestra cultura nos dejó la rendija del enamoramiento para que por ella pudiésemos descubrir la belleza de nuestros paraísos interiores. Ahora tenemos que ampliar esa rendija para que la luz que la atraviese pueda llegar a nuestra vida cotidiana: María y Tony no estaban equivocados al quererse, es el mundo el que no estaba construido a la altura de sus sentimientos. Rebelémonos ante un mundo que ha renunciado a nuestra belleza interior y comencemos a crear realidades que la expresen, realidades que dejen atrás los dramas y enfrentamientos inútiles, realidades que nos permitan mirarnos a los ojos y sentir nuestras bellezas interiores, trascendamos el romanticismo y liberemos de una vez por todas al amor de los dramas.



viernes, 4 de marzo de 2022

LA GRAN OPORTUNIDAD PARA SEMBRAR LA PAZ ESTÁ EN NUESTRAS AULAS

                           - Carta abierta a los maestros de corazón -

       Querido maestro de corazón, ante todo decirte que entiendo por tal a todo educador que no se conforma con meramente instruir en lo importante y que, impulsado por su corazón, anhela despertar en sus alumnos su propio luz, su propia sabiduría. Esta forma de educar que suma al “educare” (meter dentro, instruir) el “exducere” (extraer de dentro) no va contra ningún sistema educativo, pues no tiene sentido destruir lo que se quiere mejorar, es pues, en sí misma, un camino de paz que no cree en la guerra contra lo que no nos termina de gustar. Si te sientes identificado por lo dicho hasta aquí o simplemente sientes curiosidad te invito a seguir leyendo.

En el momento que escribo estas palabras asistimos con horror a la invasión de Ucrania por el ejército ruso, un acontecimieto que no puede dejar de lado en su clase un maestro de corazón, pues no tiene sentido instruir sobre la historia ignorándola cuando tiene lugar y sobre todo cuando pone en peligro un valor tan importante como la paz. Si no educamos para sembrar y despertar valores humanos, ¿para qué educamos... para que nuestros alumnos cometan los mismos errores que narran sus libros de texto...? La guerra es el horror que encierra todos los horrores, pero también es una gran oportunidad para entender qué es lo que falla en nuestra forma de pensar y sentir que permite que lleguemos a ella, por cierto, nuestra forma de pensar es modelada en nuestra educación y, por lo tanto, si existen errores en ella es precisamente en la educación donde han de subsanarse. El maestro de corazón, o sea tú, tiene una gran oportunidad de ayudar a crear futuros de paz si se anima a entrar en su propia mente, en su psique heredada de ser humano, y buscar las causas de la guerra en nuestra forma de pensar y de relacionarnos. Oponernos a la guerra no basta, hay que encontrar sus causas en nuestro interior y explicarlas a nuestros alumnos, un maestro de corazón no proporciona solo conocimiento enlatado, es además científico de la vida y enseña a sus alumnos a serlo también.

Así pues, educar para la paz no consiste en meramente hablar de su importancia y leer textos de grandes pacifistas, requiere también investigar en el ser humano vivo, porque la paz en sí misma ha de mantenerse viva en nosotros sean cuales sean las circunstancias. El maestro para llevar a cabo esta labor tiene actualmente recursos que sus predecesores ni siquiera soñaron, como son el nuevo concepto de  inteligencia emocional y los libros de crecimiento personal. Menos información, a mi modo de ver, posee sobre algo vital para desarrollar la paz: la democratización de nuestras relaciones. Hechos tan lamentables como el maltrato machista y el acoso escolar tienen sus raíces en una idea totalitaria de nuestras relaciones, que tal vez no hemos podido notar por estar este totalitarismo tan sumamente extendido que nos impide tener un contraste con el que poder reconocerlo. La vida es ante todo relaciones, por eso democratizarlas es un paso obligado para mejorar el mundo y pacificarlo, para no extenderme con este tema en esta carta te invito a escuchar el vídeo que he puesto más abajo.

Tal vez te preguntes qué tiene que ver lo dicho hasta ahora con ayudar a erradicar las guerras del futuro de nuestros alumnos, la respuesta está en que una guerra entre países no es más que la sublimación de las pequeñas guerras que a veces llevamos a cabo en nuestra vida cotidiana. Es cierto que suele haber líderes pseudopsicópatas en el inicio de todas las guerras y que tal vez sean inmunes a una buena educación, pero estos líderes no llegarían al poder con un pueblo educado en la paz y en el saber reconocer cuando intentan manipularlo, ambos valores democráticos esenciales. La educación ha de crear una masa crítica en la ciudadanía que garantice la paz en el futuro y tú, querido maestro de corazón, eres una pieza clave para lograrlo, porque la educación obligatoria hace que todos los niños y adolescentes pasen por clases como la tuya, no hay una oportunidad tan grande para sembrar la paz como las aulas. 

#EducarEmpoderando



«Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben edificarse las defensas de la paz».

                           Preámbulo de la Constitución de la UNESCO