miércoles, 8 de marzo de 2023

NO SE TRATA DE LUCHA DE GÉNEROS, SINO DE DEMOCRATIZAR LAS RELACIONES ENTRE LOS HOMBRES Y LAS MUJERES

    Biológicamente el ser humano tiene dos sexos, este hecho nos viene dado de nacimiento y nadie por tanto lo puede elegir; sin embargo el alma humana es sin duda femenina y masculina a la vez, sino no estaría completa. El enfrentamiento entre las limitaciones de nuestra biología y las capacidades de nuestra alma ha estado siempre presente en la historia humana, sobre todo en las personas que necesitan que su vida tenga calado espiritual 

    Femenino y masculino son términos complementarios en nuestra alma, que poco tienen que ver con los conceptos culturales, que han ido adoptando estos términos a lo largo del discurrir humano, es en ese reparto de roles culturales en los que la injusticia de género nace, el machismo es ante todo un fenómeno cultural, por eso, se ha trasmitido de generación en generación incluso por las propias madres cuando educan a sus hijos: las culturas nos marcan ignorando nuestros sentimientos e ideas; las culturas no son democráticas, por eso, los valores democráticos, también los relacionados con el género, han de primar sobre los valores culturales

    En el fondo, nunca ha habido una lucha de géneros, sino una lucha democrática que pretende acabar con los totalitarismos culturales al respecto, cuya única defensa que esgrimen es la tradición. Es necesario democratizar las relaciones entre las mujeres y los hombres en todos los campos si queremos llegar a una auténtica igualdad de derechos y de oportunidades, las leyes no son suficientes, además el espíritu democrático ha de penetrar en nuestra mente y en nuestros sentimientos.  En definitiva, la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades entre hombre y mujer va mucho más allá del feminismo, se trata de un acto democrático esencial imprescindible para el progreso de la humanidad, y para que el alma humana encarnada esté por fin completa





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