Rendir homenaje a los sanitarios, en un momento de crisis en el que ellos han de responder más allá de su estricto sentido del deber cotidiano, es más que justo, es una necesidad del corazón, un derecho y un deber humano. Los medios de comunicación los han hecho los más visibles, han apuntado su mirada en ellos, sin darse cuenta que cuando concentras la mirada en un sitio es a costa de apartarla de otros, a no ser que esa mirada vaya rotando, dando una visión de 360 grados.
Si rotamos nuestra mirada descubriremos a más personas que merecen nuestro homenaje, empezando por los enfermos graves de coronavirus y de otras afectaciones, que se ven sumergidos en un estrés sanitario, en una preocupación extra que nada ayuda a su recuperación. A ellos hemos de añadir a gran número de cuidadores no sanitarios que, más allá del miedo al contagio, están al pie del cañón, perdón: del corazón. Todo estos grupos de personas, y otros que podemos ir añadiendo en nuestra rotación visual, necesitan nuestro apoyo, reconocimiento y homenaje.
Salir a los balcones y aplaudir está bien, pero esto se puede mejorar con los medios digitales de los que todos contamos en casa, que no padecen de ninguna cuarentena. Hacer vídeos caseros para que lleguen a los colectivos que no aparecen todavía en los medios de comunicación, y que podemos subir tranquilamente desde nuestro sofá a la red, no solo es un homenaje merecido para estos colectivos, sino también un homenaje a nuestra propia humanidad y a nuestro tiempo liberado ahora en gran parte de cosas antes cotidianas. La idea de los vídeos es extensible a cualquier otro medio de comunicación con el que nos sintamos a gusto y creativos. Estar a un tiro de clic de cualquier lugar del mundo desde nuestro hogar es una oportunidad que no hemos de dejar pasar, hoy más que nunca todos somos uno y en cada uno estamos todos: sumar es el gran reto.
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